Fue una tarde de mayo, casi al termino del mes, las tardes
lluviosas y heladas, a pesar de la estación y es que ha cambiado tanto el clima,
qué ya no se ve inicio o fin de la temporada
Sentada en la banca de ese parque de
bolsillo, así les dicen ahora en la ciudad, con el libro que aún no termina de
leer, el corazón tranquilo, y las mejillas heladas, levanto un poco el cuello
de su abrigo, si en mayo traía un abrigo, el vaso de café aun tibio a su lado,
pensando solo en la trama de su libro,
El teléfono sonó, miro la pantalla no reconoció
el número, estuvo tentada a no contestar, no lo hacía si no conocía a su
interlocutor,
¿Hola?
Fue como una pregunta, en un tono de voz neutral
Buena tarde corazón
el suyo dio un vuelco en el pecho, no pensó
escuchar de nuevo esa voz, el temblor de su cuerpo, y el escalofrío que recorrió
su piel, el pulso se disparó en el acto, tratando de guardar compostura, una voz dentro de su cabeza, le recordó en un grito, “cuelga, sabes porque llamo”
Hola, ¿cómo estás?, ¿todo bien? ¿Necesitas algo? Hace mucho que no
sabía de ti
Todo bien corazón, ya paso lo peor, estoy mejor gracias, solo quería
saber cómo estas, y bueno quería saber
si puedo encontrarte y platicar
De nuevo, el aleteo sin fin en el estómago, ¿cómo puede hacer eso?,
no quiere verlo no desea caer de nuevo,
Lo siento ahora me encuentro demasiado ocupada, el trabajo esta
pesado, y he estado llegando muy tarde a casa, además de que he tenido que
tomar clases particulares,termino muy tarde ya, los fines de semana estoy más
que liada con la mudanza de mi hermana, no es posible, pero me alegro que estés
bien, disculpa tengo que colgar ahora mismo tengo una llamada de mi jefe
saludos, y un abrazo bay
Le soltó de repente, hablando sin siquiera respirar, no quería escuchar
nada de su boca, si prestaba atención a sus palabras caería, pues deseaba verle,
colgó el móvil y despacio cerro los ojos y recordó porque estaba esa tarde sola
en ese parque
Era el día en que le conoció, el día que por primera vez su prosa
la atrapo, claro como no iba a hacerlo es un escritor, ellos conocen como hacer
eso, como entrar en el alma, estrujar los sentimientos y hacer que las palabras
suenen tan dulces como la miel
Al principio no quería involucrarse, trato de solo ser cortes,
pero estaba recién salida de un amor que le destrozo el alma, y su peor error
fue abrirse por completo y contarle cada detalle de su vida, le inspiraba tanta
confianza, creyó que podía sanar su alma, y se dejó envolver por poemas y
palabras, por anécdotas y esperanzas, por mañanas y atardeceres, por noches de pasión
y romance, por tonta solo por eso
Y de pronto le vio, en su cara de la mano de otra, que quizá nunca
se había ido en realidad, y comenzaron los pretextos y los silencios, los días y
las semanas de completa incertidumbre, y supo en ese instante, que su caballero
andante, no lo era en realidad, y que ella no era más que un juego que él se cansó
de jugar
así que había cortado todo vínculo, se retiró, y se alejó de a
poco, sin reproches de ningún tipo, ¿para que iba a reclamarle?¿que iba a reclamarle?,
si en lo
profundo de su alma sabia, que no existía en realidad vínculo alguno, que no
era suyo, que algún día iba a suceder,
Secándose una lagrima de su mejilla, comenzó a guardar sus cosas
en la maleta, el café por la prisa que tenia se derramo, no vio en que momento había
comenzado el llanto, y los lamentos desde el fondo de su corazón se hicieron más
intensos, así que se resignó, y lloro al mismo tiempo que la lluvia, que la había
estado amenazando en su parque de bolsillo, comenzó a caer
Sabía que debía dejar salir todo ese sentimiento antes de
continuar su vida, el teléfono volvió a sonar esta vez, no iba a contestar, sabía
que era el, intuía lo que quería, otra noche más de placer y después de nuevo un adiós
sin despedida, así que se levantó y en plena tormenta comenzó a
caminar despacio, sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia
Camino sin prisa dejando salir el dolor que le traspasaba por
dentro, era esta la lección que debía aprender, a no confiarse en su instinto,
a pensarlo mejor la próxima vez…
Autor: Atenea Gzl